¿Qué es la Huella de Carbono?
El tema ambiental y en particular el Cambio Climático, está presente en nuestro quehacer cotidiano y nuestras preocupaciones sobre el futuro. Se ha posicionado en el discurso diario de los pueblos del mundo, lo que es bueno, porqué se crea un espacio para elevar la conciencia entorno a nuestras actividades y modelo de desarrollo.
Al
mismo tiempo hay un bombardeo de datos técnicos e indicadores que, a veces,
suelen confundir a la ciudadanía de a pie. Sin embargo, hay un indicador
complejo pero de fácil comprensión que tiene la potencialidad de hacernos más
conscientes a cerca del impacto, que nuestra actividad cotidiana, genera en el
ambiente. Éste es La Huella de Carbono.
Oficialmente
entendemos cómo La huella de carbono a la totalidad de gases de efecto
invernadero (GEI), emitidos directa e indirectamente por una persona o empresa,
en la fabricación de un producto, incluso, se puede calcular para un evento
(feria, concierto, festival…) o para un territorio específico.
La
huella de carbono per cápita de Venezuela es de 4,8[1] toneladas métricas anuales,
lo que nos coloca en el puesto 77 entre los países del mundo. Si es cierto que
hay países muy contaminantes, es responsabilidad de toda la humanidad para con
el planeta, tomar acciones para reducir la propia huella.
Es
cierto que hay empresas que emiten mucho más de lo que podemos emitir como
personas, pero es interesante lo que podemos hacer desde cada uno de nosotros y
nosotras para ayudar a la Madre Tierra.
En la
medición de la huella de carbono personal, lo primero que nos salta a la mente
es que, si reciclamos, consumimos menos papel, utilizamos menos plásticos,
compramos objetos más duraderos y usamos menos envoltorios desechables, ya
estamos poniendo de nuestra parte. Reciclar es muy importante para atacar
diversos problemas ambientales, hay que hacerlo cómo una práctica cotidiana de
nuestras vidas. Pero si hablamos de reducir nuestra huella de carbono personal,
para revertir los efectos del Cambio Climático, aparte de reciclar, hay que
hacer más. Necesitamos consumir de manera inteligente.
Fíjense,
si reciclamos plástico y reducimos su consumo, estamos resolviendo el problema
de los vertederos, del microplástico en los ecosistemas y los desechos que
irresponsablemente terminan en nuestros mares. Pero si utilizamos una bolsa de
tela para las compras, cosa que es una sabia decisión, y comparamos la huella
de carbono para producir esa bolsa de tela, el plástico resulta tener una
huella de carbono más eficiente, sólo que lo usamos mal. Una bolsa de tela está
hecha de algodón, el cual hay que cultivar, luego transportar al sitio de
fabricación de la tela, ésta hay que transportarla al sitio de confección de la
bolsa y ésta, en fin, debe ser transportada al sitio de comercialización, donde
entre otras, nos hemos transportado para comprarla.
Cada
vez que se usó el transporte se emitió CO2 en grandes cantidades, y toda esa
emisión se sumó a nuestra huella de carbono por el uso de la bolsa de tela. No
quiere decir que no debemos usarla, en realidad es una óptima estrategia para
reducir el uso de desechables. Pero y ¿si la bolsa de compras, la hacemos con
plástico reciclado?, ¿si la compramos en nuestro entorno comunitario sin
recurrir a un transporte? He aquí cómo el medir la huella de carbono, eleva
nuestra conciencia y nos pone de cara a tomar acciones para revertir los
efectos del cambio climático, al mismo tiempo que resolvemos otros problemas
ambientales.
De el
ejemplo anterior se evidencia que una de las principales estrategias para
reducir la huella de carbono es limitar el uso de transportes a motor de
combustión, éstos son grandes generadores de CO2. Usar la bicicleta, caminar,
compartir el transporte propio y optar por el transporte público puede reducir
tu huella de carbono entre 0,6 y una tonelada de CO2 al año.
Las
fuentes de energía que utilizamos en las industrias y en nuestras casas,
también tienen un impacto en la emisión de GEI, que se va sumando a la huella
de carbono personal. Afortunadamente el 70% de la energía que consumimos en
Venezuela es de origen hidroeléctrico, lo que nos ayuda indirectamente a
reducir nuestra huella de carbono. Por lo tanto, tenemos la tarea más fácil que
los europeos y otros pueblos que utilizan fuentes de energía prevalentemente
fósil. Acá la propuesta es adquirir bienes de producción nacional, puesto que
lo que se produce en Venezuela tiene una huella de carbono reducida por las
características de nuestra matriz energética. Los productos importados tienden
a aumentar nuestra huella de carbono, sea por el transporte que por las fuentes
de energía utilizadas para producirlos.
Otro
apartado es la producción excesiva de carne vacuna, con la siembra en masa de pastizales a nivel mundial para mantener esta
producción en las grandes transnacionales de alimentos, este otro factor
que incide drásticamente en la
huella de carbono, siendo este uno de los
sectores con mayor emisión de (GEI).
En
síntesis, siguiendo estos consejos, las venezolanas y venezolanos podemos
reducir la huella de carbono en unos 2 puntos en promedio, pasando de 4,8 a 2,8
toneladas métricas de CO2 por persona. Esto ayudaría enormemente en el proceso
de reversión de los efectos del Cambio Climático.
Nuestra
nación está pasando por un importante momento de recuperación económica, que
seguramente nos llevará en este año 2022 a retomar los niveles de consumo
tradicionales, aprovechemos el impulso para hacerlo inteligentemente, pensando
en que el planeta amerita atención. Entonces con el auge emprendedor y la
mejoría en el poder adquisitivo, vamos a transformar nuestra economía, sin seguir
repitiendo los patrones desarrollistas del capitalismo, pasemos al buen vivir
que nos brinda el Ecosocialismo, con conciencia, moderación e innovación.
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