Migración y Crisis Climática
La emigración no es un tema para nada nuevo, sobre todo en los países de la periferia del globo. El fenómeno de la movilidad humana se ha venido acentuando desde la época de la llamada revolución industrial, partiendo desde mediados del siglo XVIII, que desembocó en la evolución del sistema capitalista hasta la denominada “globalización de los mercados” que vivimos en la actualidad. En los países africanos por ejemplo es una constante, los emigrantes ven la posibilidad de alcanzar Europa, y lo intentan convencidos de que, en Europa, las oportunidades de trabajo son mayores. El continente africano sufre un verdadero éxodo de jóvenes desde hace decenios a causa de las crisis políticas, económicas, social, religiosas y las guerras tribales, por estas causas muchos se juegan la vida en el mar Mediterráneo, en su intento de llegar al continente europeo.
Pero la última
crisis, y la más grave que enfrenta la humanidad en este tercer milenio que
transitamos, va más allá del capital, pues se trata de la real posibilidad de
extinción de la vida de todos nos-otros, es decir, de la humanidad toda: esta
crisis no es otra que la climática.
Producto de la
irracionalidad del hombre “moderno” que ha pretendido “infinito” la explotación
de la tierra, sus mares, ríos, bosques y ecosistemas so-pretexto de la lógica
desarrollista del sistema capitalista moderno hoy imperante.
Así, nuestra Madre
Tierra responde ante tal vorágine sistémica modificándose bruscamente en todos
sus entornos ambientales. De suyo que, en medio de tal crisis, millones de
seres humanos, y poblaciones enteras se ven en la obligación de emigrar de sus
territorios para luchar por la prevalecencia de sus vidas, así como de su
reproducción viviente:
En 1990 el Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) observó que la
migración humana podría ser la consecuencia más grave del cambio climático.
Millones de personas se tendrían que desplazar a causa de la erosión de la
línea costera, de las inundaciones del litoral y de los estragos en la agricultura.
Desde entonces, varios analistas han intentado estimar el volumen de los
futuros flujos de migrantes climáticos (a veces llamados “refugiados
ambientales”) y la mayoría de las predicciones para el año 2050 giran en torno
a 200 millones de personas (Brown, 2008. p. 9).
En países de
África, como Mali y Somalia, los migrantes han decidido solicitar refugio en
los países vecinos en dirección a Europa y en ambos casos, ese flujo migratorio
coincide con años de sequía y desertificación, por tanto de pobreza e incluso
de hambre; según informe de Naciones Unidas (2021), a través, de la Oficina
para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA): "Hasta el 17 de
diciembre, más de 3,2 millones de personas en 66 de los 74 distritos del país
estaban afectadas por la sequía; de los cuales 169.000 se desplazaron en busca
de agua, alimentos y pastos"1.
La falta de
compromiso por parte de los países del denominado primer mundo, o
industrializados en establecer parámetros claros para mitigar la crisis
climática contemporánea es de carácter preocupante. El artículo número dos del
acuerdo de París firmado en el mes de noviembre de 2016, en lo concerniente al
calentamiento del planeta ha sido totalmente incumplido: “Mantener el aumento
de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 ºC con respecto a los
niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de
la temperatura a 1,5 ºC con respecto a los niveles preindustriales,
reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del
cambio climático” (p-3); luego de nuestra exposición ante representantes de
unos doscientos gobiernos del mundo, nuestro país rubrico dignamente el acuerdo
o, “Pacto de Glasgow” durante el última cumbre sobre el cambio climático
(COP-26), llevada a cabo, en el noviembre del año pasado; pronto vendrán nuevos
encuentros donde se congregarán los jefes de Estado y de Gobierno del mundo
para tratar estos preocupantes temas nuevamente, ya que la actual crisis
climática, aparte de ocasionar grandes éxodos humanos hacia otros territorios y
continentes del mundo registrados hasta hoy; también acelera la extinción de
algunas especies y ecosistemas, es en definitiva una máxima generadora de
pobreza y de miseria al ocasionar la desertificación y sequías a lo largo de
millones de kilómetros del globo.
Por la supervivencia de la especie humana en el futuro, debemos hacer más humana y ecologista la humanidad.
Referencias
Bibliográficas
Brown, Oli.
(2008). Migración y Cambio Climático. Ginebra-Zuiza: OrganizaciónInternacional
para las Migraciones (OIM).
Oficina para la
Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA). (2017). Resumen
anual: Oficina
para América Latina. Recuperado de:
https://reliefweb.int/sites/reliefweb.int/files/resources/201804027-%20PA-
%20RESUMEN%20OCHA%202017%20-%20ESP-ilovepdf-compressed.pdf
Organización de Naciones Unidas, ONU.
(2015). Acuerdo de París. Recuperado de:
https://unfccc.int/sites/default/files/spanish_paris_agreement.pdf.
Unidad Empresarial
de la Sociedad Suiza de Radio y Televisión (SRG SSR). Recuperado
de:
https://www.swissinfo.ch/spa/somalia-sequ%C3%ADa_onu--m%C3%A1s-de-3-
2-milllones-de-personas-afectadas-por-la-sequ%C3%ADa-en-somalia/47203368
SWI swissnfo.ch. (18 diciembre 2021).
ONU: Más de 3,2 millones de personas afectadas por la sequía
en Somalia. (unidad empresarial de la
sociedad suiza de radio y televisión SRG SSR). Recuperado de:
https://www.swissinfo.ch/spa/somalia-sequía_onu.
Por Josué Alejandro Lorca Vega
Y lo peor es que la gasolina que alimenta esas migraciones producto de la explotación, está basada en vanidad, intrasingencia y racismo, convirtiendo un factor social en uno de carácter ambiental. Buen artículo, tema que tiene mucho por abordar.
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