Biopiratería: un freno al desarrollo endógeno
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Hace más 20 años ya, precisamente al comienzo del mandato del Comandante Hugo Chávez, el pueblo se conmocionó sobre el caso de “Las nuevas tribus”, aquella organización religiosa gringa que operaba en Amazonas y que se encargó de, no solo, destruir el patrimonio cultural, mitológico y religioso de comunidades indígenas; si no que también sirvió para realizar exploraciones para localizar, identificar y cuantificar recursos minerales y biológicos de carácter estratégico, así como para el saqueo de buena parte de los conocimientos ancestrales de las comunidades Yanomami, entre otras, que tuvieron la desgracia de cruzarse con ellos.
¡Es importante no olvidar! Sobretodo porque los gobiernos anteriores a la Revolución Bolivariana, se encargaron, no sólo de autorizar las operaciones de éstas nefastas organizaciones, en un acto de entrega total de soberanía y desprotección del acervo cultural indígena; si no que inclusive se lucraron de ello.
Afortunadamente, con la promulgación de la Constitución de 1999, la carta magna atiende y orienta el problema en su artículo 124: “Se garantiza y protege la propiedad intelectual colectiva de los conocimientos, tecnologías e innovaciones de los pueblos indígenas. Toda actividad relacionada con los recursos genéticos y los conocimientos asociados a los mismos perseguirán beneficios colectivos. Se prohíbe el registro de patentes sobre estos recursos y conocimientos ancestrales”.
¿Qué es la Biopiratería?
La Iniciativa
Andino Amazónica para la Prevención de la Biopiratería (www.biopirateria.org)
define a la biopiratería como el acceso y aprovechamiento ilegal de los
recursos biológicos y sabidurías indígenas relacionadas, para generar
conocimientos que después son patentados, sin la participación del país del que
son extraídos. El Convenio de Diversidad Biológica es uno de los instrumentos
de control para evitar la biopiratería.
Ahora lo interesante de todo esto es la oportunidad que se presenta para los pueblos indígenas en un momento tan crucial en la economía de nuestro país. Si con la conciencia elevada y el marco jurídico que nos protege, comenzáramos a explorar aún más, esa biodiversidad que nos hace un país megadiverso, un privilegio único, y desarrolláramos emprendimientos para masificar nuestra efectiva y natural medicina. Más del 70 % de los recursos genéticos del planeta se encuentran entre la amazonía y la orinoquía suramericana. Es el momento para explorar con la respectiva conciencia de respeto y protección del acervo cultural de nuestros pueblos, las potencialidades biotecnológicas con las que contamos. Y que entre ellas están la cura para tantas enfermedades, pero también está la base para hacer una industria farmacéutica más humana y menos especuladora.
Venciendo la
Biopiratería, Venezuela puede ser una Potencia Biotecnológica.
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